Las personas que nunca han practicado apnea a veces no llegan a creer las marcas que realizan algunos apneistas y piensan que es un deporte exclusivo para personas con dotes especiales. Aunque al principio nos parezca un mundo, con la práctica no lo es tanto y es que la apnea recreativa es considerado un deporte que puede practicar cualquier persona y a cualquier edad, siempre y cuando no tenga enfermedades respiratorias o circulatorias de importancia.

Para ayudarnos a mejorar nuestras capacidades de apnea disponemos de un arma secreta, un don que se nos ha concedido por el mero hecho de ser mamíferos, es el reflejo de inmersion mamífero. Al igual que ocurre con los delfines o las ballenas, este reflejo lo tenemos al nacer y es independiente de la condición física del individuo. Es un mecanismo automático de nuestro cuerpo que se desencadena al contener la respiración y estar en contacto con el agua. Uno de los efectos más importantes es la bradicardia, o bajada del pulso cardiaco. Esto posibilita una relajación mayor, menor consumo de oxígeno y por tanto mejora de los tiempos de apnea.

La bradicardia puede variar entre un 10% y 50% según el individuo (es mayor en niños y apneistas entrenados). En nuestras sesiones de entrenamiento hicimos un test para comprobar la intensidad del reflejo en cada uno de nosotros, en donde medimos las pulsaciones al inicio y luego tras haber realizado una apnea de 30 segundos.

Aqui os mostramos el antes y después de las pulsaciones cárdiacas (número inferior en el pulsioxímetro)  de nuestros apneistas. Como véis la bajada es bastante notable en la mayoría de ellos.

Foto portada artículo de: “one ocean, one breath